Dolor de Madre

Basado en un hecho real

Hace aproximadamente 260 lunas, en un hospital oscuro e inhóspito de éste, nuestro complejo mundo... Un 25 de octubre una joven mujer multípara esperaba su segundo hijo. Día terrible y tétrico en el recuerdo, lleno de dolor, rabia e impotencia. 

-¡¡Maldita sea!! Esta mujer apenas tiene canal de parto. Deberíamos practicar una cesárea, pero no hay tiempo; el feto comienza a sufrir, sus latidos se ralentizan por momentos -vociferó el doctor con las manos ensangrentadas, después de palpar con sus dedos la cabecita del neonato que pugnaba por salir de aquella oscuridad opresora. Ya había comenzado el periodo de expulsión; el bebé asomaba tímidamente su cabecita por la estrechez uterina, pidiendo en silencio auxilio para nacer. Su pequeña frente se quebraba por momentos ante la falta de oxígeno; la compresión producida por los músculos uterinos poco dilatados, comprimía sus tiernas y débiles fontanelas. Con bisturí en mano, el médico comenzó a practicar una episiotomía, a la ya agotada mujer, para acelerar la expulsión y evitar desgarros en el periné materno. La parturienta gritaba con desasosiego, el dolor taladraba su cerebro, bien por las contracciones propias del parto, al igual que por la profunda fisura propinada por la hoja helada e hiriente del escalpelo en las entrañas de su piel aterciopelada. Después de muchos esfuerzos, dolor e incertidumbre se produjo el alumbramiento. El pequeño retoño salió del seno materno envuelto entre mucosas y sangre. No se movía, no tenía tono muscular y su color cianótico, morado y hasta azulado, presagiaba una tragedia inminente. En la mente de la joven entumecida, contraída y bastante ajada, martillaba solo una frase: “No llora” “Mi niño no llora”. Sus temores ahogaban sus palabras, su miedo oprimía su estómago agonizante. La matrona asió al neonato entre sus fuertes manos y limpió rápidamente la nariz y boca del pequeño; limpió su cuerpecito ensangrentado con ligereza e inmediatamente después sujetó al bebé por los pies con la cabeza boca abajo. Le propinó varios golpes en el cuerpo aparentemente inerte, aún así, el niño todavía no respiraba. El pánico y tensión de aquel instante fue eterno. De pronto el silencio fue roto por el llanto del bebé reclamando la vida. 

-¿Está bien? ¿Mi niño está bien?...-preguntó tímidamente la parturienta con miedo a la respuesta profesional. 

-Toma mujer, siente como late su diminuto corazón -dijo la matrona poniendo al recién nacido encima del vientre materno. El lazo que une a madre e hijo nadie lo puede romper, excepto la muerte. Los meses fueron pasando y el bebé no respondía demasiado a los estímulos externos. La madre preocupada acudió a varios especialistas, pero nadie la escuchaba; ni médicos, ni familia, ni amigos, ni esposo...Todos ellos coincidían en que aquella madre era un poco neurótica. La mujer disconforme tomó a su bebé en brazos y a hurtadillas visitó con fundado temor a un conocido psiquiatra. -Tu hijo está enfermo, todavía es pronto para hacer un diagnóstico certero. Pero si te diré, que no es nada bueno -manifestó el doctor a la mujer. La joven madre, llena de inquietud y pesadumbre, varias horas espero hasta recibir los resultados facultativos. 

-”Tu bebé tiene una enfermedad muy grave -dijo el facultativo con delicadeza .-El niño será como un vegetal, sin movimiento ni razón; si le das de comer comerá y sino morirá. Su supervivencia no peligra, pero tu día a día partir de hoy será dificil y penosa. 

La mujer quedó petrificada con los ojos perdidos en el espacio y sus manos apretadas una contra la otra, tanto que las articulaciones apenas eran regadas por el torrente sanguíneo. Sentía dolor, temor, incertidumbre e incluso pavor; aunque su sentimiento más profundo era la decepción de saber que ella no se había equivocado y que todas aquellas personas en las que siempre había confiado, ahora quedarían relegadas al olvido y la indiferencia más absoluta. A partir de ese momento la mujer tomó una decisión que daría un giro vertiginoso a su vida. Nunca jamás escucharía palabras de labios ajenos; no permitiría a nadie decirle que camino debía tomar o como tenía que actuar y más aún, que cielo proyectaba tocar. La valentía se había instaurado en su corazón, el dolor en su alma y la esperanza en su horizonte hasta el día 10 /09/2022, en que su pequeño retoño de entonces, se fue en silencio con los ángeles a la edad de 34 años.

 

 

El Beso de Japón

 TODOS CON JAPÓN

 “Mirar al cielo, el suelo se desvanece.

 Mirar al cielo, la Tierra se estremece. 

Mirar al cielo, el corazón enloquece. 

Mirar al cielo, la luna se entristece. 

Mirar al cielo, el aliento palidece. 

Mirar al cielo, mirar al cielo. 

El entorno, el suelo y el cuerpo en un soplo desaparece”.

El Vino

EL VINO 

Soy perla blanca, soy perla negra 

Soy gema sana de piel aterciopelada. 

Soy estímulo sublime, soy etéreo fluido 

Soy la esencia del sutil racimo. 

Soy calma, soy luna

 Soy susurro de diosa Afrodita. 

Soy oro añejo, soy maduro

 Soy joven fermento consentido

 Soy tierra, soy agua 

Soy aroma de baya azucarada

Soy humilde acodo, soy de Zeus señorío 

Soy hijo de la vid 

“Sí soy el vino”
 

A los pies de San Saturio

 A los pies de San Saturio llora una joven doncella por su honra desgarrada con violencia ultrajada.

 A los pies de San Saturio pide perdón la muchacha para las negras almas que con ella se ensañaron. 

A los pies de San Saturio suplica la joven niña con su bajo vientre dolorido y su alma casi ahogada. 

A los pies de San Saturio ya no está la doncella al fondo del río ha ido a lavar su cuerpo dolorido 

A los pies de San Saturio una pequeña cruz pusieron con cuatro claveles blancos y un lazo encarnado. 

A los pies de San Saturio ríe el espíritu de la niña mirando como desaparece su lindo cuerpo con quietud bajo el agua



Triste canción de amor

A mi hijo Cristhiam "Qué difícil poder olvidar"

Que difícil poder olvidar 
Tú perfume tus besos y tu andar 
Que difícil reír si no estás 
Como olvidar si después de ti 
No vuelvo a amar

 
Dime tú, como no pensarte 
Cómo no cantarte si eres agua de mi ser 
Dime tú cómo hacer para llamarte 
Cómo no adorarte, si formas parte de mi.

Quiéreme como te quiere esta loca 
Que no hace mas que recordarte 
Que muere poco a poco 
Quiéreme sin condición, ni medida,

Sin despedida 
No mires el tiempo corazón 
Te amare por siempre, mi amor
Quiéreme, recuérdame 

Dime tú como no pensarte 
Cómo no cantarte si eres agua de mi ser 
Dime tu cómo hacer para llamarte 
Cómo no adorarte, si formas parte de mí

Que difícil poder olvidar 
Tú perfume tus besos y tu andar 
Que difícil reír si no estás 
Como olvidar si después de ti 
No vuelvo a amar 

 

 

 

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